La tradición del Día de Muertos es una de las más clásicas en México, incluso Disney le hizo una película. En esta celebración se recuerda a los difuntos con altares y una fiesta que busca crear un puente con «los que se nos adelantaron en el camino». Estos son los tres lugares más destacados para festejar esta celebración. Fiesta, baile, representación y altares son lo que los hacen sobresalir.
Pátzcuaro, Michoacán
En este municipio, los pueblos purépechas suelen recordar a sus muertos alrededor del Lago de Pátzcuaro y la isla de Janitzio. Dentro de la celebración se incluye un ritual de velación. Es aquí que se adornan las iglesias, se hacen ofrendas, se arma un escenario donde se presentan danzas características de la región, puestos de comida típica. Por otro lado, en los panteones se cubren las tumbas por completo con flores de cempasúchil y velas, y se coloca incienso. Este evento atrae a personas y turistas de cada rincón del país.
Oaxaca, Oaxaca
En Oaxaca, el Día de Muertos tiene dos celebraciones tradicionales muy atractivas para los turistas que visiten la ciudad en esa fecha: Los panteones y las comparsas.
En el primero, las tumbas se convierten en impresionantes altares a sus muertos. Con la intención de traerle «más vida», adornan dichas tumbas con flores de cempasúchil, veladoras, papel picado y comida. Se busca hacer una fiesta con aquellos «que se nos adelantaron en el camino», finalidad del Día de Muertos.
Por otro lado, surgen las comparsas. En estos desfiles clásicos, a los cuales te puedes unir, se traslada la fiesta del panteón a las calles. Dentro de ellos se representa el humor mexicano hacia la muerte a través de una fiesta donde la música de banda, el baile y el mezcal son lo que nunca falta.
Chignahuapan – Puebla
Chignahuapan es un pueblo que se ubica en la Sierra Norte de Puebla. Lo que hace destacar a este pueblo es su Festival de la Luz y la Vida que se realiza el primero de noviembre. La fiesta por Día de Muertos inicia en la capilla de la Resurrección, en donde se monta la Ofrenda de las Mil Luces. Más adelante, se lleva a cabo la procesión, donde, sobre un enorme tapete de aserrín que adorna la calle, los visitantes acompañan a los pobladores hasta el lago, ubicado al centro del pueblo.
Una vez en el lago, los ciudadanos, con luces fluorescentes, disfrutan de una obra de teatro donde los actores les narran a los asistentes la travesía de los muertos al Mictlán (el inframundo en la cultura mexica).