El pasado 9 de agosto, Ecuador perdió a uno de sus más destacados periodistas y políticos: Fernando Villavicencio. El candidato presidencial por el Movimiento Pachakutik fue víctima de un atentado a tiros cuando salía de un acto de campaña en Quito. Su muerte ha causado indignación y conmoción en el país que se prepara para elegir a su próximo mandatario el 20 de agosto.
¿Quién era Fernando Villavicencio y qué lo llevó a dedicarse al periodismo y a la política? ¿Qué casos de corrupción destapó y qué consecuencias tuvo su labor investigativa? ¿Qué propuestas tenía para el futuro de Ecuador? En esta nota te lo contamos.
De la parroquia del cantón de Alausí al sindicalismo petrolero
Fernando Villavicencio nació en 1964 en una pequeña localidad andina del cantón de Alausí, en la provincia de Chimborazo. A los 13 años, se trasladó con su familia a Quito, donde cursó sus estudios secundarios y universitarios.
Su primer contacto con el mundo laboral fue en Petroecuador, la empresa pública de hidrocarburos del Estado, donde se desempeñó como técnico operativo. Allí, se involucró en el sindicalismo petrolero y se convirtió en uno de los líderes del gremio.
Su experiencia como sindicalista le permitió conocer de cerca la realidad del sector petrolero ecuatoriano y los problemas que enfrentaba. También le abrió las puertas para incursionar en el periodismo y la política, dos ámbitos que marcarían su vida.
Del periodismo de investigación a la persecución política
Tras dejar el sindicalismo petrolero, Villavicencio se dedicó al periodismo de investigación y trabajó con varios medios de comunicación como el diario El Universo y la revista Vanguardia. Su trabajo se caracterizó por denunciar los casos de corrupción y las irregularidades en el manejo de los recursos públicos.
Uno de sus primeros blancos fue el ex presidente Rafael Correa, a quien acusó de haber orquestado un supuesto auto secuestro durante una rebelión policial el 30 de septiembre de 2010. Esta denuncia le valió una demanda por difamación y una condena a 18 meses de prisión.
Para evitar la cárcel, Villavicencio se refugió en la selva amazónica ecuatoriana, en la comunidad indígena de Sarayaku, donde vivió durante un año y medio. Desde allí, siguió publicando sus investigaciones periodísticas en su propio sitio web, donde reveló escándalos como el del negocio petrolero entre Ecuador y China, que habría generado sobreprecios millonarios.
Su labor periodística le granjeó numerosas amenazas contra su vida y su familia. En 2014, su casa fue allanada y atacada con disparos y explosivos. En 2021, recibió advertencias de grupos narcotraficantes que lo tenían en la mira.
¿Cuáles eran sus propuestas?
En 2021, Villavicencio dio el salto a la política activa y fue elegido asambleísta nacional por el Movimiento Pachakutik, una organización indigenista de izquierda. Desde su curul, presidió la Comisión de Fiscalización e impulsó varias investigaciones anticorrupción contra los ex presidentes Correa y Moreno, así como contra altos funcionarios de sus gobiernos.
Su trabajo parlamentario lo catapultó como uno de los candidatos presidenciales más populares para las elecciones del 20 de agosto. Su propuesta se basaba en una agenda anticorrupción, ambientalista, plurinacional y progresista.
Sin embargo, su carrera política se truncó trágicamente el 9 de agosto, cuando fue asesinado a tiros al salir de un mitin político en Quito. Su asesinato ha sido repudiado por diversos sectores sociales y políticos, que han exigido justicia y esclarecimiento de los hechos.
¿Qué dijo Fernando Villavicencio en su último discurso?
En su último discurso pronunciado en el coliseo Anderson, Fernando Villavicencio arremetió en contra de sus adversarios con las siguientes expresiones:
“El 20 de agosto, compañeras y compañeros, se decidirá entre la mafia y la patria. O triunfan los mafiosos o regresa la mafia. O la gente buena, los demócratas, la gente valiente, gana la batalla. Gana la patria. Esa es la gran esperanza que yo tengo. Si el 20 de agosto, la patria ganará. Ya es demasiado dolor el que han causado a este país en las últimas dos décadas. Demasiado dolor acumulado. Ríos de plata y de riqueza han ido a los bolsillos de delincuentes de cuello blanco, de guayabera e incluso de delincuentes de poncho, porque la corrupción no discrimina”.
“Yo estoy aquí porque quiero un país de libertades. Porque no quiero que a ninguno de ustedes les hagan en la casa lo que a mí me hicieron. No quiero que nadie más viva lo que yo viví, lo que vivió mi familia. La peor persecución que alguien haya sufrido. Y por eso yo no les tengo miedo. Porque la noche que allanaron mi casa y mi hijo de año y medio lloraba sin saber por qué podrían allanar su casa un martes, cualquier día, en la mañana. Pero allanar la casa la noche de Navidad, solo hace una persona enferma. Y ese tipo que hoy está prófugo, que nunca volverá a comerse un hornado en Sangolquí, es un hombre enfermo que solo puede generar compasión. Yo ya le gané. Ya le derroté. Por eso está sentenciado”.
“Y me siento orgulloso de que los delincuentes me odien. Sería terrible que los delincuentes me quisieran. Pero yo no les tengo venganza ni odio. Les tengo compasión. Y en nombre de todas las víctimas, en nombre de Jorge Gabela, en nombre de Quinto Pazmiño, en nombre de todas las víctimas de esa tiranía, vamos a derrotarles el 20 de agosto para que nunca más se atrevan a volver a hacer del poder un instrumento de persecución a la gente de a pie”.