Las jóvenes de Azogues se abren paso en la moda. Usan lápices, hojas incluso programas instalados en computadora para plasmar sus ideas que luego se reflejan en prendas de vestir y hasta en bisutería que son admiradas por propios y extraños.
Estudios superiores
Se las conoce profesionalmente como diseñadoras, quienes han cursado por alrededor de cuatro años las aulas universitarias para obtener un título de tercer nivel. Así, perfeccionaron una pasión que surgió cuando eran niñas, jugando a ser modistas de sus muñecas.
Las hermanas Andrea y Daniela Hidalgo, de 28 y 26 años de edad, respectivamente, trabajan juntas desde el año 2018. Aunque toda su vida, han sido inseparables.
Andrea se especializó en diseño textil y modas en la Universidad del Azuay (UDA), en Cuenca, para ser la responsable de bosquejar las prendas que luego las confecciona en su estudio. Mientras que, Daniela, en diseño de objetos, para hacer de todo como joyería, bisutería e incluso ha sido la responsable de elaborar las coronas para el certamen Reina de Azogues.
Situaciones adversas
Su trabajo no ha sido nada fácil. En sus inicios tuvieron que lidiar, en especial Andrea, con el desconocimiento de muchos ciudadanos sobre lo que hace una diseñadora de modas, y lo que cuesta su trabajo para que las personas luzcan bien con prendas únicas de acuerdo con su fisonomía.
La pandemia fue otro factor que puso a prueba el oficio de estas hermanas. El aislamiento obligó a la suspensión de actos sociales, por consiguiente, no tenían clientes. Sus conocimientos les sirvió para elaborar mascarillas con un toque diferente que se vendieron en instituciones públicas y privadas. De esta manera, su arte superó cualquier obstáculo, resalta diario El Mercurio.
En la capital provincial del Cañar se estima que existen unas seis jóvenes diseñadoras. Todas con el sueño de, en algún momento, mostrar sus trabajos en el extranjero para dejar su nombre en lo más alto de la moda que les permitirá incrementar sus réditos económicos.
Primeras diseñadoras
Belén Cuenca, de 27 años, fue una de las primeras diseñadoras en emprender en la ciudad. Lo hizo en el 2017 tras graduarse también en la UDA. Su perseverancia hizo que silencie a muchas personas incluso a familiares que desconfiaron de que, una profesión como el diseño textil y de moda, podría ser una opción de vida.
Belén, quien también tiene su estudio en el casco urbano de Azogues, ha tenido la oportunidad de vender sus vestidos bajo pedido en Estados Unidos y Perú. Las historias de estas jóvenes demuestran que nuevas profesiones pueden convertirse en el sustento de las nuevas generaciones. Solo se necesita de entusiasmo para cumplir los objetivos. Azogues.