Las herramientas son los escarabajos que se encargan de enterrar el estiércol de las vacas y remover la tierra para que las lombrices transformen el excremento en “Humus”. Este abono orgánico registra altos niveles de nutrientes idóneos para la producción del pasto.
Reconocimiento a las buenas prácticas
“Nuestros grandes aliados son los escarabajos, lombrices, entre otros insectos que mejoran la materia orgánica del suelo para forjar el pasto que consume el ganado”. A esto atribuye el cuencano Francisco Larriva, su reconocimiento como el primer ganadero del Austro y el segundo en el país, con la certificación orgánica en producción de leche.
También se usan bioles o abono que se elabora con restos de vegetales y compuestos orgánicos fermentados por microrganismos. Asimismo, se utiliza un abono conocido como “Bocachi” que proviene de una técnica japonesa en la que también se fermentan diferentes componentes orgánicos.
De esta manera, las reses se alimentan de un pasto natural que mejora su salud y optimiza su producción lechera. La hacienda posee alrededor de 20 vacas que generan al momento una producción diaria de entre 200 a 300 litros.
Potreros libres de agroquímicos
El propósito fue cumplir con los requisitos para que la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitaria (Agrocalidad) considere sus buenas prácticas en su hacienda -que la adquirió hace más de 15 años- para que se le otorgue este importante documento.
El proceso fue complejo, pues se tenía que demostrar que sus potreros están libres de agroquímicos. Además, que las vacas produzcan leche totalmente pura que se caracteriza por una gran cantidad de sólidos, aminoácidos, entre otros nutrientes.
Francisco Larriva, quien también se desempeña como docente universitario, inició desde hace cuatro años el trámite mediante el asesoramiento de una certificadora internacional. Su anhelo es que más ganaderos azuayos y del país opten por una producción totalmente orgánica que incluso abarate los costos.
“Fueron cuatro años de evaluaciones, de visitas, de documentación, de verificar que todos los procesos sean netamente orgánicos”, citó el propietario, quien recibió la certificación a inicios de junio del presente año de manos de Pablo Weber, viceministro de Desarrollo Rural.
Certificación orgánica
La certificación orgánica en producción de leche significa que se la produce sin agroquímicos, lo que resulta completamente inocuo para la salud. Así lo explicó Vanesa Abad, coordinadora zonal de la Agencia de Regulación y Control Fito y Zoosanitaria (Agrocalidad).
Abad recordó que la primera certificación bajo estas características se entregó desde hace tres años a un productor de la provincia de Cotopaxi. Sin embargo, no está vigente ya que cada tres años se cumplen evaluaciones a las que no accedió aún el ganadero.
El pasto como las vacas tuvieron que pasar por una certificación orgánica, por lo tanto, la leche no tendrá ningún tipo de residuos químicos, ni de plaguicidas y medicamentos veterinarios.
“Francisco Larriva sería la única persona, considerando este antecedente, que tiene el certificado vigente en el país”, comentó la funcionaria, quien aseguró que este hecho promueve que el producto pueda llegar a mercados internacionales.
Fuente El Mercurio