La anomalía de temperatura superficial del mar (ATSM) durante mayo se mantuvo positiva frente a la costa de Ecuador (región Niño 1+2, 2.23 ºC), y en el Pacífico Central (Niño 3.04, 0,4 ºC).
Condiciones climáticas
La institución señala que esto, sumado a las condiciones atmosféricas inestables, contribuyó a la ocurrencia de lluvias, principalmente en la región Literal, a partir del 20 de mayo.
Erfen indica que se espera que se mantenga el aumento de temperatura en el Océano Pacífico ecuatorial, y que incremente el nivel del mar para el trimestre de junio-julio-agosto.
Para este mes de junio, el Comité prevé que las precipitaciones y temperatura media del aire estén por encima de los valores promedias, de manera especial en la región costera, centro, norte y región insular, recalcando que los valores normales de este mes son típicamente bajos en la época seca.
Observaciones
Erfen también señaló que existe una probabilidad del 89% que ocurra Fenómeno de El Niño, según los pronósticos de la ATSM, señala Ecuavisa.
Tomando en cuenta esto, junto a los resultados del Índice Ecuatoriano del Fenómeno de El Niño (IEFEN) para junio, se mantiene el estado de aviso en «Observación», conservándose la declaratoria de alerta amarilla por parte de la Secretaría de Gestión de Riesgos, que fue declarada el pasado 16 de mayo.
Según el informe El Fenómeno El Niño 1997-1998 Volumen: Ecuador, realizado por la Corporación Andina de Fomento en el año 2000, este evento climático produjo impactos sobre la actividad pesquera.
Resultados anteriores
Los incrementos notables de la temperatura del océano de hasta 5º C durante 1997 hasta septiembre de 1998, tuvo efectos adversos, como la modificación del hábitat marino que afectó la cadena alimenticia.
El informe reporta que hubo una «virtual desaparición de la sardina, la macarela y el atún que conllevó a la paralización de flotas pesqueras» principalmente en el período enero-abril de 1998.
Adicionalmente, los incrementos en el nivel del mar, que alcanzaron hasta 42 cm, conjuntamente con vientos anómalos, produjeron fuertes oleajes que incrementaron los riesgos en las faenas de pesca y constituyeron una amenaza a las viviendas y a las instalaciones portuarias y de procesamiento de productos pesqueros ubicados en la línea costera.