En la actualidad, cada vez es más común que los bancos emitan tarjetas de débito sin contacto. Estas tarjetas tienen la capacidad de realizar pagos sin necesidad de insertar la tarjeta en una terminal, simplemente acercándola a un lector. Si todavía tienes una tarjeta de débito tradicional y te gustaría cambiarla por una sin contacto, aquí te explicamos cómo hacerlo.
¿Cómo empezar a utilizar una tarjeta de débito sin contacto?
Lo primero que debes hacer es contactar a tu banco y preguntar si tienen disponible una tarjeta de débito sin contacto. Si la respuesta es afirmativa, solicita el cambio de tu tarjeta actual por una sin contacto.
En algunos casos, el banco podría ofrecer la opción de solicitar la tarjeta sin contacto a través de su página web o aplicación móvil. En ese caso, solo debes ingresar a la plataforma del banco y buscar la sección para solicitar una nueva tarjeta de débito. Allí deberás seleccionar la opción de tarjeta sin contacto y seguir los pasos que te indiquen.
En otros casos, el banco podría requerir que acudas a una sucursal para realizar el cambio de tarjeta. Si es así, asegúrate de llevar contigo tu identificación oficial y tu tarjeta de débito actual.
Una vez que hayas solicitado la tarjeta sin contacto, el banco se encargará de generar una nueva y enviarla a tu dirección registrada en su sistema. El tiempo de entrega podría variar entre unos pocos días y un par de semanas.
Una vez que recibas la tarjeta sin contacto, deberás activarla. Es probable que tengas que ingresar a la plataforma del banco o llamar a la línea telefónica de atención al cliente y seguir los pasos que te indiquen.
Una vez que la tarjeta esté activada, podrás comenzar a utilizarla para hacer pagos sin contacto. Para ello, solo debes acercar la tarjeta al lector y esperar a que se procese el pago. Es posible que se requiera que ingreses un código de seguridad o firmes el comprobante de compra.
¿Cuáles son los beneficios de usar este método?
Es importante mencionar que las tarjetas sin contacto son seguras y confiables. De hecho, son más seguras que las tarjetas tradicionales, ya que no requieren que se inserte la tarjeta en una terminal.
Esto reduce enormemente el riesgo de fraude por clonación. Además, todas las transacciones están protegidas por medidas de seguridad avanzadas, como la tecnología de encriptación.