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Los ‘bolis’ refrescan a Colombia con sabores exóticos

Hay 'bolis' de todos los sabores y colores: desde coco, piña y guanábana hasta zapote, corozo, aguacate, remolacha y berenjena.
Por Sergio Gil
4 minutos
Los Bolis esperan llegar al mercado de EEUU en un futuro
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Los bolis (helados en bolsa) que más popularidad han alcanzado en el Caribe colombiano en los últimos años, están por llegar a Medellín y tienen a EE.UU. como próximo destino.

A partir de un producto callejero, conocido en algunos países como «hielitos» o «congeladas», nació hace cinco años en la ciudad de Montería «Los Bolis Caseros», un empresa que despertó un «boom» en la región que la llevó a un crecimiento acelerado y a entrar en 2019 en el modelo de franquicias, con sedes en Sincelejo, Valledupar y Apartadó.

Los esposos Elías Salvador Díaz y Karina Cecilia Alean crearon la marca en medio de una «gran dificultad económica, familiar y emocional».

La idea surgió por una especie de revelación divina que se convirtió en un negocio que hoy genera 36 empleos y que recientemente recibió el premio Famiempresario Interactuar del Año en la categoría «Empresa en Crecimiento».

«Nuestro hijo acaba de salir de la unidad de cuidados intensivos y estábamos en una situación difícil. Mi esposa una noche soñó que hacía bolis y los vendía. Dios le mandó esa idea», contó Elías Salvador, quien venía de un par de quiebras económicas.

Entre la nostalgia y la innovación

Con 30.000 pesos, unos cocos regalados y en la cocina de la casa, se lanzaron a emprender sin conocer nada del producto y siguiendo la intuición y el recuerdo de los abuelos y la niñez, un aspecto que conectó también con los clientes. Apelaron a la nostalgia.

«Rescatamos una tradición que se había perdido. Los bolis remontan a la infancia, por eso a muchos adultos les llama la atención y nos compran», señaló el ahora gerente.

En ese inicio, fabricaron 20 unidades que repartieron entre familiares. El bolis gustó. Luego hicieron 50 y rápidamente, por su particular propuesta, pasaron a 500 unidades diarias en los primeros meses. Ya tenían a decenas de personas tocando a su puerta.

«Fue una respuesta muy acelerada», agregó el emprendedor, quien al principio estaba un poco «incrédulo», pero a Karina Cecilia le sobró convicción. Mandó a hacer unos stickers para pegar en las bolsas, tomó unas fotografías y abrió una cuenta de Instagram: «Gracias a eso, la gente no paró de preguntar».

El empresario describe a sus bolis como un producto hecho «muy artesanalmente». Llenan una pequeña bolsa con jugo hecho con «extrema calidad» tras una selección cuidadosa de los ingredientes naturales. «Se amarra con un nudito, se pone a congelar y listo», explicó.

Otro aspecto que disparó al producto, según su relato, fue la introducción de frutas exóticas y hasta vegetales. De ingredientes tradicionales como coco, piña y mango, pasaron a explorar con zapote y corozo, entre otros.

Actualmente, la marca tiene 55 sabores registrados, entre los que destacan cookies and cream, mora en leche y guanábana, «los más apetecido».

«Tenemos sabores tan especiales como aguacate, que a la gente le da mucha curiosidad. El de auyama también es muy bueno, lo mismo que los bolis de remolacha y berenjena», comentó Elías Salvador.

Producto artesanal de exportación

Además de las siete sedes, todas con una estética particular y aire caribeño por los vistosos colores y las sillas mecedoras, la compañía ya cuenta con su propia planta de producción y planta de tratamiento de agua potable para cuidar la calidad de sus helados, que en los próximos meses se venderán también en la ciudad de Medellín.

Pero cuando estaban en plena expansión, la pandemia puso un abrupto freno. «Los Bolis Caseros» lograron sostenerse con el apoyo de Interactuar, una corporación de desarrollo social que acompaña a más de 50.000 empresarios y emprendedores del país.

«En ese momento, cuando la economía estaba quebrantada totalmente, fueron los únicos que creyeron en nuestros bolis», remarcó el colombiano.

Recientemente, la empresa recibió un nuevo impulso. El premio Famiempresario, que les dio reconocimiento y estímulos económicos, puso a sonar su historia y abrió las puertas de un nuevo mercado: «Desde Estados Unidos nos contactaron y estamos tramitando la documentación para empezar a exportar los bolis. A corto o mediano plazo estaremos. Es algo hermoso».