Muchos dicen que mezclar el placer con los negocios es una mala idea. Sin embargo, existen algunos matrimonios que logran levantar un negocio sin morir en el intento. Ejemplo de ello son Gabriela López y Eduardo García, fundadores del restaurante Maximo Bistrot.
Este emprendimiento se localiza en la Roma Norte y ha sido nombrado como uno de los mejores a nivel mundial. Actualmente, es un referente de la cocina gourmet y el uso de productos frescos de la mano de agricultores locales.
¿Qué es Maximo Bistrot?
Este restaurante localizado en el corazón de la Ciudad de México se especializa en comida gourmet realizada con ingredientes frescos diariamente. El menú cambia constantemente para ir de acuerdo con los productos de temporada. Su fundación esta atribuida al chef Eduardo García pero él mismo ha mencionado que no lo podría haber materializado sin la ayuda de su esposa Gabriela López.
Su historia de amor inició cuando trabajaban para otro reconocido chef llamado Enrique Olvera. Sobre esto, Gabriela menciona que “ambos teníamos el sueño de abrir un restaurante, y pronto nos dimos cuenta de que era una gran oportunidad hacerlo juntos. Nos complementábamos bien, él en la cocina y yo con el know-how”.
A pesar de trabajar en restaurante de gran fama, decidieron dejar lo seguro y aventurarse a abrir su propio negocio. Este lo abrieron en una pequeña playa en Yelapa, Jalisco. Este restaurante solo era accesible mediante un bote y tenía capacidad solo para 20 personas. Posteriormente, regresaron a la Ciudad de México para abrir Maximo Bistrot en la calle Tonalá. Su diferenciador fue la utilización de productos de temporada frescos, los cuales son despachados por agricultores locales.
¿Cuál fue el secreto del éxito de Maximo Bistrot?
A pesar de que el trabajo entre pareja está satanizado, ellos son la prueba de que es factible. Gabriela da un consejo a las parejas emprendedoras diciendo que deben tener «paciencia y mucha empatía . Que aprendan a ponerse siempre en los zapatos del otro para entender por lo que está pasando. Y, sobre todo, que sepan discernir entre lo que pasa adentro y afuera. No hay que tomarse tan a pecho las cosas que suceden en el negocio”.