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Los Hermanos Rodríguez, pilotos mexicanos que rompieron récords en la Fórmula 1

Los Hermanos Rodriguez lograron traer la F1 a nuestro país. Ahora este evento atrae 140 mil personas por día.
Por Vanessa Priego
2 minutos
El Autódromo Hermanos Rodríguez tiene una altura aproximada de 2,250 metros sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en el más alto dentro del calendario de Fórmula 1.
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Hace algunas décadas era muy raro que en México se escuchara hablar de las carreras automovilísticas y mucho menos de la Fórmula 1. Sin embargo, gracias a los Hermanos Rodríguez el nombre nuestro país quedó en alto al romper varios récords en la Fórmula 1, los 2000 Kilómetros Daytona y el Campeonato Mundial de Alta Resistencia.

Si bien las historias de Pedro y Ricardo Rodríguez tuvieron un fatídico final; sus nombres quedaron inmortalizados en la historia del automovilismo. Uno logró ser el piloto más joven en entrar a la Fórmula 1 mientras que el otro participó 14 años consecutivos en las 24 Horas de Le Mans. Esta es su historia.

¿Quiénes eran los Hermanos Rodríguez?

Hijos de Pedro Natalio Rodríguez, los hermanos Ricardo y Pedro iniciaron su carrera deportiva a muy temprana edad. De hecho, Pedro ganó diversas premios por practicar ciclismo antes de cumplir los 10 años.

Él se ganó el apodo de «Ojos de Gato» por su habilidad de conducción mientras había  lluvia, niebla u oscuridad. Su carrera apuntaba a la Fórmula 1 pero desgraciadamente perdió la vida durante una carrera en Alemania en 1971.

El Autódromo Hermanos Rodríguez recibe 140 mil visitantes cada año

Antes del fallecimiento de su hermano mayor, Ricardo sí logró coronarse como el piloto más joven en entrar a la Fórmula 1 con solo 19 años. En 1962,  la F1 confirmó una carrera de exhibición en el autódromo que se encontraba en la Magdalena Mixhuca. Ricardo lo veía como una oportunidad de lucirse ante sus paisanos pero Ferrari se negó. Su excusa era que no era una competencia oficial por lo que no valía la pena viajar hasta México.

Ante la negativa, Ricardo buscó una solución: se acercó a Lotus para que le prestaran uno de sus vehículos. Una vez que se aprobó el préstamo, se decidió a correr en un Lotus-Climax. Sin embargo, su plan resulto fatídico. Una vez que llegó a La Peraltada, falleció en esta curva.

Actualmente el autódromo de la ciudad, y donde se celebra el Gran Premio de México, lleva su nombre en conmemoración a sus aportes a que este deporte llegara a nuestro país. Sus restos se encuentran en el Panteón Español y su legado perdurará por toda la historia.