La moda es el día a día de Sandra Botero. De día trabaja en sus diseños, y de noche, mientras duerme, los sueña para hacerlos realidad en la mañana siguiente.
Aunque inicialmente no eligió el mundo del diseño y la confección como su modo de vida, todos los caminos la conducían a él.
De pequeña sentía curiosidad por las telas y la costura, que sí era la habitualidad de su mamá. “Yo la veía elegante, vistiéndose con distinción lo que ella misma hacía y creaba, y quería eso para mí. Era curiosa y aprendí; pero al terminar mi bachillerato estudié mercadeo y publicidad”, aseguró Sandra.
Cuando inició su vida laboral, en el sector financiero, lucía ante sus compañeros de oficina, chales, capas, blusas, chalecos, y la mayoría, admite entre risas, “se antojaba”; entonces comenzó a hacerlos por encargo y, agregó, “le iba muy bien”.
Allí decidió explorar más esa vocación: los diseños comenzaron a tener detalles especiales y casi que personalizados; herrajes, botones, lazos, y entonces decidió dar el gran paso, dejó de ser empleada y creó Sandra Botero, su marca.
Sus diseños son especialmente capas que dan a quienes las usan, un toque de distinción y elegancia; su plus, señala, es que son prendas novedosas, que van más allá de la simple tela.
En una industria tan competitiva como la moda, Sandra dice que la clave para emprender exitosamente es precisamente es ese toque diferencial, que no sea solo moda, sino una forma de mostrar quién eres y hable de quién la use; “hay que ser diferente, que lo que hagas no se parezca a lo de los demás”, enfatizó.
El proceso de creación de la ropa de Sandra Botero inicia con sus diseños, sus dibujos, la elección de las telas y los detalles; luego los materializan sastres y artesanas.
“Comienzo con muestras, veo, pruebo cosas, allí cambio los colores, el hilo, etc., voy creando; luego entro al proceso de producción con la ayuda de maquilas o satélites con los que tengo alianzas hace mucho tiempo, ya somos algo así como una familia, un gran equipo.
Algunas prendas como las blusas, que también tienen mi sello personal con mangas modernas, son hechas por sastres”, explica la empresaria.
La otra parte de su equipo es su familia: su esposo e hija la acompañan de forma incondicional, y han sido fundamentales en que ella haya dejado la seguridad de un empleo a la feliz incertidumbre de un negocio propio.
“Siempre me visualicé así, quería tener lo mío, y pues, me di cuenta que tenía potencial, que con organización las cosas funcionaban; salí de mi zona de confort y estoy haciendo lo que quería”, agregó Sandra.
Su meta ahora es que su ropa no solo la luzcan las mujeres colombianas, sino también vestir con sus diseños a mujeres de otras partes del mundo.
Por ello está adelantando el proceso de internacionalización de la marca vinculándose a la estrategia ‘Bogotá Exporta +’ que lidera la Secretaría de Desarrollo Económico.
El objetivo del programa es afianzar el tejido exportador a través de acciones que potencian y mejoran la competitividad de la oferta exportable de la ciudad, logrando mayor incursión en nuevos mercados, segmentos internacionales y mayor vinculación comercial internacional de las empresas.
Cree que este es el mejor momento para lograrlo, hay una tasa de cambio alta, una evidente reactivación en los negocios y avidez de los mercados internacionales por productos de buena calidad y con factores diferenciadores.
Por ahora tiene contactos en Centroamérica y quiere apuntarle a Estados Unidos. Gracias al programa Distrital está participando en varias ferias y está seguro que Sandra Botero conquistará al público internacional.
Lo más importante, señala con firmeza, es que sabe que tiene potencial y ya tomó la decisión de seguir creciendo: “no hay marcha atrás, creo en mi producto”, dijo Sandra Botero.